Manuel Fernández y González

Retrato de Manuel Fernández y González por Ramón Soldevila

 

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      Escritor, autor dramático y poeta, nació en Sevilla el 6 de Diciembre de 1821 y murió en Madrid el 6 de Diciembre de 1888
Pasó su infancia y adolescencia en Granada, al poner en prisión a su padre por sus ideas liberales opuestas al absolutismo de Fernando VII
A los doce años, ya compone versos, y a los catorce publica su primer libro de poesía. Ingresa en la Universidad para cursar los estudios de Filosofía y Derecho, sin cesar en su producción literaria. Con diecisiete años escribirá su primera novela "El doncel de Don Pedro de Castilla", y dos años más tarde, una obra dramática "El bastardo y el Rey". En 1850 se casa y se traslada a Madrid.
       Participa de dos movimientos literarios, el Romanticismo  de la primera mitad del XIX y la novela realista (segunda mitad del XIX), recibiendo influencias de ambas corrientes, en los temas y en las formas.
       Si algo destaca sobremanera en el estilo de Fernández y González es el derroche de fantasía e imaginación que invade todas sus obras. Su facilidad para crear situaciones, enredos; para mover personajes ya desaparecidos en nuevas peripecias. Su enorme ingenio y abundancia de recursos retóricos y argumentales le llevaron a la cumbre del éxito. Este se le atribuía también a su procedencia andaluza como sinónimo de riqueza expresiva y de las cualidades enumeradas con anterioridad.Placa erigida en su memoria en Granada
       Se comienzan a publicar las novelas por entregas, o folletín, lo que hace que la literatura llegue a todos los hogares y clases sociales. Manuel Fernández y Gonzáles es el autor el más prolífico y fecundo de su época. Entre sus numerosas novelas sobresalen: Bernardo del Carpio, Martín Gil, El cocinero de Su Majestad, Men Rodríguez de Sanabria, España, La Alhambra, La Batalla de Lepanto y El rezo. Sus obras más importantes son: Cid Rodrigo de Vivar, Deudas de la honra y La muerte de Cisneros
Su gran éxito popular lo lleva a París, donde también triunfan sus novelas. En sus últimos años dictaba sus novelas a varios secretarios, que las tomaban taquigráficamente. Uno de ellos fue Vicente Blasco Ibáñez, que luego se convertiría en un gran novelista. Murió en la mayor pobreza, a causa de su dilapidador estilo de vida. Completamente arruinado, con el único reconocimiento oficial del Ateneo de Madrid, murió en Madrid el 6 de Diciembre de 1888.