PREGÓN DE LAS FIESTAS DE SAN JUAN 2001

POR "LOS COYOTES" (1ª parte, leída por Maritere Francho)

"Érase una vez un pueblo, hace muchos, muchos años, que estaba situado en la falda de un promontorio dominado por un imponente castillo, en el que moraba el Señor Feudal, dueño de vidas y haciendas de los hinojoseros".

Así podría comenzar la leyenda que todos conocemos y todos los años recordamos en estos días.

Alguno podrá pensar: ¿otra vez? ¡qué pesaos con el Feudal, siempre lo mismo!

Pues bien, yo creo que es algo que hay,

La leyenda nos cuenta que en el castillo de la Hinojosa, del que solamente queda el recuerdo y la ermita, que en algún tiempo formó parte de la fortificación, vivía en la Edad Media un señor feudal, con derechos excesivos y humillantes para los habitantes de la villa; una de estas prerrogativas vergonzosas del señor sobre sus súbditos, era el llamado "ius primae noctis" conocido popularmente como el "derecho de pernada", en virtud del cual la novia pasaba la noche de bodas con el señor feudal, como nos narra José Frutos:

Todos sabemos la historia

-no es preciso recordarla-

del despiadado Feudal

que en nuestras tierras mandaba

y alegando a su favor

el derecho de "pernada"

quitándolas a su esposo

violaba a recién casadas

y a los que se oponían

a la horca los mandaba...

Llega un momento en que el pueblo está harto ya de aguantar tantos ultrajes y se rebela y se sacude el yugo de esa esclavitud.

En este punto encontramos dos variantes de la leyenda:

Una la recoge el Padre Morán, que dice: " Un pastor sostenía relaciones amorosas con la hija del castellano y con ella se entendía desde los montes de enfrente. Para verse más cerca, se comprometió ella a dejarle una noche abierta la puerta del castillo. Era la noche de S. Juan. El pastor avisó al pueblo, que armado de palos y tizonas, invadió las galería y salones buscando al delincuente".

La segunda variante recoge que un recién casado no pudo resistir el ultraje, y antes de que se consumase ese derecho, en una noche de San Juan, animó a los hinojoseros, hartos ya de los caprichos de su señor, que unidos todos y trocando en armas los útiles de su trabajo, asaltaron el castillo; allí, nos dice J.L: Viñuela:

...El Feudal se despertó

y saltando de la cama

salió apresuradamente

desenvainando la espada

y manda cerrar las puertas,

mas la gente con sus hachas

las derribó en. poco tiempo

y subió a las torres altas.

Acobardado el Feudal

huyó por la puerta falsa

...

Así acabó el feudalismo

en esta mi tierra cara

corrido como una mona

y pisándose una calza.

En lo más alto de la torre ondeaba la bandera del Señor Feudal, que es echada abajo como símbolo de conquista y liberación, que pasa a manos del pueblo.

Y desde entonces, se recuerda cada año, el día de San Juan, con el "baile de la bandera", o "echando la bandera" como nos cuenta Gonzalo Gamito:

De entonces todos los años

se celebra en ese día

la fiesta que nos recuerda

tanto arrojo y valentía.

Por eso "echan la bandera"

con garbo y con bizarría

y el fausto acontecimiento

a todos nos da alegría.

Al señor feudal remeda

el de la calza caída,

tratando de recordar

cuando el día de su huida

por no darle tiempo a más

escapóse de ese guisa.

También el tamborilero

con su antigua sonatina

revive más el recuerdo

que la fiesta simboliza.

Al son de la dulce gaita

corre la chiquillería

por la plaza persiguiendo

al de la calza caída.

¡Que viva el señor alcalde!

el de la alabarda grita;

¡Que vivan los mayordomos!

Y con estos y otros vivas

el acto de "echar la bandera"

entre aplausos finaliza.

(José Vicente)

PREGÓN DE LAS FIESTAS DE SAN JUAN 2001 POR "LOS COYOTES" (2ª parte, leída por Agustín Amaro)

Ya ha acabado Maritere,

ahora me toca a mí;

pido perdón a todos

por lo que pueda ocurrir.

Lo diré en pocas palabras

porque no quiero aburrir

y empezaré por contar

por qué me encuentro yo aquí.

 

Que por Junio era por Junio

cuando San Juan se acercaba,

cuando el sol desde el tejado

a todos amodorraba;

cuando las lozanas mozas,

de ropa se aligeraban;

cuando los sudores fluyen

en las calles o en las casas

y rancios olores surgen

de sobacos y alpargatas,

y en la mente de las gentes

la fiesta ya se presagia

y cuando ya los pastores

de ordeñar no tienen ganas.

 

Mes de Junio, mes de Junio

la fecha más deseada,

porque el 24 llega

con San Juan a sus espaldas;

y entonces en este pueblo

del que mi romance habla

es cuando se celebra

la fiesta más esperada.

 

Fue en el año 82

(ya ha llovido desde entonces),

cuando fueron Mayordomos

el grupo de "Los Coyotes".

Los Coyotes arrasaban

(estaban todos solteros,

mas hoy sólo queda uno

y alguno, ya casi abuelo);

pero con todo y con eso

tenemos disposición,

ganas de trabajar

y además mucha ilusión.

Era alcalde don Edmundo,

Salieron las fiestas bien

Lo pasamos como enanos

Y pensamos esta vez:

-"Han pasado 20 años,

¿podremos ahora también?".

Meditamos 3 minutos

y nos subimos al tren.

Ya no somos los de entonces,

(el tiempo no pasa en balde),

¡a quién se le ocurriría

meternos en este trance!.

Alguno más reticente

no se quería decidir,

hasta que ya lo zanjaron

Maritere y Agustín

que se fueron a apuntar

a la Iglesia en el 2000.

 

Alrededor de una mesa

los Coyotes ya se instalan,

juntos pero no revueltos,

a preparar la batalla

Tuvimos que echar a suertes

por ver a quien le tocaba

llevar el bastón o el sable

o bailar con la Alabarda,

y quien hacer ondear

la bandera roja y gualda

(que lleva en esos colores

de tela muy bien pintada,

por un lado San Juanito

y por otro la alabarda,

con el sable y el bastón,

los símbolos de la hazaña).

 

La bandera sorteada

a Damaso le ha tocado;

Manolo va de suplente:

ya estaba todo arreglado.

Pero como nadie espera,

siempre viene la desgracia.

Damaso se puso enfermo.

-"Así no puede bailarla"

dijeron los matasanos

cuando estuvo en Salamanca.

La suplencia la cogió

Monolo Gamito Pata

que nunca la había bailado

y hace tiempo tenía ganas.

Pero un aciago día,

practicando sin desgana,

y aprendidos ya los golpes

con destreza publicada,

se cayó de los sus pies

¡maldita sea la desgracia!

y ahora anda con muletas

y la pierna, escayolada

La gaita y el tamboril

los toca José Manuel

y hay que disculparle un poco,

pues es la primera vez

que entra en algo tan serio

teniendo bien que aprender

todo lo de la bandera

y la procesión también;

Así que a todos os ruego

que lo sepáis comprender

y si metiera la pata

él lo hace sin querer;

que el asunto es muy difícil

y es complicado de hacer.

Pero tened confianza,

Que seguro lo hará bien.

 

Después de muchos recambios

el grupo se ha organizado

y a continuación diré

como por fin se ha quedado:

Echa la bandera Ángel,

Agustín a la alabarda;

el sable de la Justicia

lleva Miguel con prestancia;

el bastón José Vicente,

si esto luego no se cambia.

Van de acompañamiento

Damaso, Doro y Julián,

Tin el de Mondragón

y Manolo van detrás,

y por Luchi son seguidos

para el grupo completar,

con los cohetes en la mano,

tirándolos por detrás,

para que se oiga a lo lejos

la derrota del Feudal.

Todos los hinojoseros,

los de aquí y los de allá,

los que viven en el pueblo,

los que no puede estar.

Los que no siendo del pueblo

lo quieren como el que más;

todos se sienten contentos

en las fiestas de San Juan.

 

Llegado este momento

sí queremos recordar

a otros hinojoseros

que entre nosotros no están,

pero que nos precedieron

y enseñaron de verdad

a respetar la cultura

y tradición del "Feudal"

que tiene una moraleja:

¡Luchar por la Libertad!

Y aunque el ambiente es de fiesta,

debemos de meditar,

dar valor a nuestras cosas

y mostrar a los demás

la cultura de Hinojosa

y noble hospitalidad.

Y ahora os dejo Hinojoseros

que la fiesta va a empezar.

que todos lo paséis bien,

que sea para disfrutar.

Que vivan los de Hinojosa

y su patrono San Juan.

(José Vicente y Mª José)