La Bandera (II)

 
 

DESCRIPCIÓN DEL RITUAL

 

Dirigidos por los sones de la gaita y el tamboril, la cuadrilla de Mayordomos va formando fila entre el gentío que se agolpa a la puerta de la Iglesia para no perderse detalle y participar en el rito anual; acompañados por el son del "pasacalles" van desfilando en círculo. El que porta la alabarda, sombrero y rica faja bordada (que tradicionalmente representa al Feudal, lleva una "calza" o media caída, en recuerdo de que los hechos, sucedieron tan rápidos que no le dio tiempo a vestirse; éste, al desfilar, lo hace bailando, y se abre camino amenazando con la alabarda al público congregado, que forma un circula amplio alrededor de los danzantes (si es que podemos llamarlos así). Le sigue un Mayordomo que lleva un bastón (dice la tradición popular que representa al Alcalde, que imparte la justicia con su vara de mando). Tras él, dos o tres mayordomos con los que forma grupo. A continuación marchan otros tres o cuatro; el primero de este grupo lleva una espada (en realidad es un sable), que representa al "Corregidor" que ejecuta la justicia. A éstos le siguen otros tres o cuatro (el número puede variar, pero como mínimo son dos en cada grupo) encabezados por el que lleva la bandera; ésta tiene el asta corta, y el lienzo de 1 por 1 metro aproximadamente; por una parte es de color rojo, con una imagen de San Juan niño en el centro, y la otra parte es de color amarillo y tiene pintado el bastón, la espada y la alabarda.

La fila de actores-danzantes forma un semicírculo, buscando el lugar donde mejor "corten" el aire, es decir forman un abrigo para que el viento no cree demasiadas dificultades a las evoluciones posteriores del abanderado.

Una vez están todos colocados, el alabardero, siempre bailando, se dirige al grupo del bastón, se quita el sombrero como gesto de saludo y le indica que le siga; el "Alcalde" y los dos o tres de su grupo le siguen, dan una vuelta alrededor del tamborilero y del semicírculo de Mayordomos y al llegar a la altura donde se encontraban anteriormente se quedan en su sitio; en ese momento cambia la música, que adquiere un ritmo muy rápido, y el alabardero inicia una carrera rápida alrededor de los Mayordomos; el público entra entonces a participar en el rito tratando de impedir o dificultando la carrera del "Feudal", unos persiguiéndole, otros tirándose al suelo; el de la alabarda va saltando sobre ellos, y cuando completa la vuelta, en el centro de la escena, se quita el sombrero y rodilla en tierra grita "¡Viva San Juan Bendito!", viva que es coreado por los concurrentes.

Con la música pausada otra vez, vuelve a la fila y saca ahora al de la espada y su grupo y repite los pasos y acciones anteriores. Vuelve a gritar un "viva" que contestan todos los que presencian el acto. Esta exclamación del alabardero suele ser "¡Viva el Alcalde!" "¡Vivan las Autoridades! "¡Vivan las conejinas!" (plantas silvestres, que según cuentan, quitaron mucha hambre en tiempos de carestía), pero también se acepta la improvisación en el grito (por ejemplo, el año y los siguientes en que se consiguió llevar a cabo la acometida del agua corriente, hecho transcendental en el pueblo, uno de los vivas obligados era "¡Viva el sondeo!").

Vuelve a repetir el Feudal los mismos movimientos con el grupo del abanderado, y tras el viva correspondiente vuelve a la fila para recoger esta vez al de la bandera solamente; el de la albarda le indica con el mango de la misma el punto donde va a moverse el abanderado, quien comienza a dar vueltas diestramente con la enseña, alrededor de su cabeza, pecho y cintura y cambiando de mano, mientras el Feudal, enfrentado a él, no para de bailar.    

El público jalea los movimientos difíciles animando al abanderado, y espera que la bandera no se le caiga, lo que a veces ocurre a pesar del entrenamiento y destreza del Mayordomo; aunque esto llegue a suceder, el público lo anima y continúa con la serie de movimientos, que siguen siempre el mismo orden que se ha trasmitido de generación en generación. En un determinado momento, el abanderado, sin parar, se sienta en el suelo, donde continúa sus evoluciones pasando la bandera bajo sus piernas, cintura y cabeza, hasta que finaliza y se levanta sin dejar parar la bandera; en ese momento, cambia la música; ahora suena una jota, y un Mayordomo de la fila, da unos pasos hacia adelante para abrazar por las piernas al abanderado e izarlo sobre todas las cabezas, mientras el público aplaude celebrando una vez más el triunfo sobre el Feudal.

 

El Cura, que vive frente a la Iglesia, saca una bandeja repleta de rosquillas y mantecadas y una jarra de vino de la Cabecina (colina donde se cultivan las viñas), para los participantes y sin negarla al que lo solicite del público.

Luego, el grupo de Mayordomos, acompañados por el ritmo del tamborilero marcharán en fila encabezados por el de la alabarda que no para de bailar, a "echar la bandera" en las plazas de la villa y a la puerta del Alcalde, Juez, Mayordomo etc. donde también se repite el convite.

El echar la bandera ese día es como un ensayo general o la presentación del grupo que realizará el rito el día señalado de San Juan.

 
 

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